El nacimiento del ferrocarril

Ya en la Edad Media se utilizaban vehículos tirados por humanos o caballos sobre rieles de madera con el fin de facilitar el desplazamiento de cargas pesadas, particularmente en las minas. Con el desarrollo de la metalurgia en el siglo XVIII, estos rieles comenzaron a ser fabricados con hierro y acero, mejorando su eficacia.

En 1804, en Escocia, se construyó la primera locomotora de vapor. Desde entonces, el ferrocarril se expandió rápidamente en Europa.

En Canadá, la primera línea de ferrocarril se inauguró en 1836. En 1852, se fundó la Compagnie du Grand Tronc con el ambicioso proyecto de unir Montreal con Toronto. En 1860, ante la necesidad de conectar Montreal con la red provincial y estadounidense, fue inaugurado el puente Victoria. Siete años más tarde, el ferrocarril Grand Tronc se convirtió en la red ferroviaria más larga del mundo.

El Oeste

En 1867 fue formada la Confederación de Canadá, reuniendo en un mismo país las provincias de Ontario, Quebec y Nuevo Brunswick. En este nuevo dominio federal se construyó una red de ferrocarril no solo con el fin de unir las provincias centrales y las marítimas, sino también por una necesidad política y económica inscrita en el acuerdo constitucional.

En 1871, Columbia Británica se integró a la Confederación con la promesa de crear una red ferroviaria que la uniría al resto del país, lo que se logró con el ferrocarril transcontinental, cuyas obras finalizaron en 1885. Al año siguiente, un tren atravesó Canadá por primera vez, partiendo de Montreal a Port Moody, cerca de Vancouver. En 1905, Alberta y Saskatchewan se convirtieron en provincias del país. Canadá ya estaba conectada de costa a costa. Se podría decir, sin duda alguna, que el ferrocarril permitió el nacimiento de Canadá.

La modernidad

El ferrocarril y la locomotora de vapor representaron avances tecnológicos excepcionales, poniendo al descubierto un mundo de posibilidades.

La distancia no representaba ya un obstáculo infranqueable, puesto que los trenes redujeron considerablemente el tiempo de desplazamiento. Ir de Quebec a Montreal en tren no tomaba más que algunas horas. Asimismo, ¡era posible llegar a Vancouver en menos de una semana!

Este medio de transporte, el más eficaz del mundo en ese entonces, abrió las vías a los viajes, al comercio de envergadura y al intercambio de conocimientos. Desde 1923, la compañía ferroviaria Canadien National es la primera en transmitir programas de radio en sus trenes. La red ferroviaria ofrecía, igualmente, nuevas posibilidades con sus escuelas itinerantes o sus servicios sociales destinados a niños y adultos que vivían en zonas remotas. El ferrocarril llevó la modernidad dondequiera que pasara.

La industrialización

El ferrocarril, una verdadera «locomotora» para toda la economía, ocupó un lugar central en el proceso de industrialización del siglo XIX.

La red ferroviaria, en plena expansión, inicialmente requirió de grandes inversiones, de obras de gran envergadura y de mano de obra importante, lo que impulsó la industria pesada en el país. Además, el ferrocarril favoreció sin duda alguna el desarrollo de diferentes sectores económicos, creando, de esta manera, nuevos mercados. En este contexto, el ritmo creció mediante la adopción de una producción manufacturera, en la que se experimentaron técnicas de trabajo inéditas. Montreal, gracias a su ventajosa posición geográfica, se benefició plenamente del desarrollo del sector manufacturero.

Esta «revolución industrial», la cual estuvo concentrada en los centros urbanos cercanos a las líneas ferroviarias, atrajo una gran cantidad de obreros. Fueron muchos quienes dejaron el campo para instalarse en la ciudad y conseguir empleo en esta industria en pleno crecimiento.

El factor humano

Desde los inicios del ferrocarril, miles de hombres y mujeres trabajaron detrás de estos «monstruos de acero», las locomotoras, y aseguraron la construcción de kilómetros de vías férreas que recorren el país.

Once años antes de que la Confederación de Canadá fuera creada, muchos obreros ya ensamblaban locomotoras en los talleres ferroviarios del Grand Tronc en Pointe-Saint-Charles.

Decenas de miles de ingenieros, ferroviarios, guardagujas, mecánicos, telegrafistas y agentes de servicio han marcado la historia del ferrocarril en Canadá. Los jefes de estación y los conductores de trenes velaban por el correcto desarrollo de los viajes que llevaban pasajeros de un extremo al otro del país.

Resumen de la historia del CN

El ferrocarril no solo ha sido testigo de la historia de Canadá, sino también la ha marcado profundamente. Actor de primer plano en la construcción del país, ha cambiado la vida de miles de trabajadores y viajeros desde hace más de 150 años.

Creada en 1919 por el gobierno federal como una agrupación de diferentes compañías ferroviarias, la Canadien National adquirió su forma definitiva al absorber la compañía Grand Tronc cuatro años más tarde. En esta época dorada de ferrocarriles, la CN mostró su capacidad de innovación con sus vagones de trenes escolares, con las unidades de asistencia de la Cruz Roja —que podía de esta forma llegar a zonas remotas—, así como con su red de radiodifusión.

La CN ha perdurado, siempre con la modernización en la mira. En los años sesenta esta compañía adoptó, entre otras cosas, las locomotoras diésel y, con el fin de adaptarse a las nuevas realidades, concentró sus esfuerzos en el transporte de mercancías.

Hoy, la CN es una de las compañías ferroviarias más grandes del mundo. Su red transcontinental, de más de 30 000 km de vía férrea, atraviesa todo el continente norteamericano.

Gracias al servicio de archivos de EXPORAIL le Musée ferroviaire por su valiosa colaboración en el proyecto. https://www.exporail.org/